miércoles, 23 de febrero de 2011

La esencia clásica de Enrique Abulí y Jordi Bernet

El trabajo conjunto de Enrique Abulí (1945) y Jordi Bernet (1944) es una muestra de que las nor­mas más clásicas del cómic siguen disfrutando de buena salud. Con el blanco y negro, la página de tres tiras, una narración funcional y un dibujo que apura todavía más la síntesis del expresionismo norteamericano, pueden conseguirse obras de la categoría de Torpedo (1982). Con veinte años de guiones, libros de santos y traducciones de encargo a sus espaldas, Enrique Abulí se sumerge en la tra­dición literaria de la novela negra norteamericana, dando vida a un asesino a sueldo, cínico e implaca­ble, cuyas andanzas se sitúan en los Estados Uni­dos de la depresión económica.
Torpedo es la antítesis perfecta del héroe posi­tivo, en el que convergen todos los defectos imagi­nables, incluidos la traición, el machismo y el anal­fabetismo, además de una fastidiosa tendencia a contar chistes malos. Abulí narra sus historias de forma directa, evitando tiempos muertos y privile­giando lo visual por encima de lo literario. Un ejemplo extremo de esta técnica es Iré a escupir so­bre vuestra timba (1991).
Jordi Bernet era también un profesional experi­mentado cuando nació Torpedo. Su dibujo es fruto de una interpretación personal de la tradición ex­presionista del cómic realista. La extrema sencillez de su grafismo, que evita fondos y detalles innece­sarios, impacta por la fuerza de unas imágenes que son la síntesis de un complicado juego de luces y sombras. La contundencia de su pincel potencia la sensación de movimiento y el efecto dramático de los ambientes.
Antonio Guiral
Veinte años de comic Aula de Literatura Vicens Vives, 1993























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