lunes, 20 de febrero de 2012

AMBIGÚ por Santiago Sequeiros







 Hay, dicen, en alguna parte, al lado mismo de la noche más negra, un lugar llamado La Mala Pena, un lugar que es una ronca respiración y un pálpito enfermizo, un olor denso y áspero como de alquitrán o de libros muertos. En sus pequeñas casas habitan gentes de nombre legendario, patrulleros tristes y putas llenas de la dulce sabiduría de su literario oficio, bebedores hermosísimos, y el eco de la luna panzuda en cada rincón. Por sus calles pasea a veces un joven de pelo revuelto y perenne sonrisa, observador cuidadoso, alegre funambulista de la imagen, empeñado en verle las entrañas a la poesía: en sus cuadernos de notas van desgranándose, palabra por palabra, visiones aceitosas de otros mundos cercanos, tan negros. A su alrededor, a menudo, muertos ilustres conversan entre los charcos de orines, y se quitan el sombrero con heróica elegancia, un vaso de vino arenoso en la mano, un libro bajo el brazo. No muy lejos, sobre algún tejado, un enano con chaleco rojo y acordeón hiere a la luna con su voz preñada de navajas.
Sequeiros, minuciosamente acelerado, compone en sus exquisitas páginas un haiku feroz y venenoso, un juguete roto, un accidentado rompecabezas de intuiciones plásticas y enorme apetito (de poesía: de vida y también). Lleno de referencias y homenajes, torpe a veces (alguna resolución, alguna elipsis...), este primer cuaderno permite asistir al despliegue de una obra que se adivina rica, prefigurada en anteriores trabajos del autor, y que es aquí, ahora, cuando adquiere cuerpo, peso,
madurez. Por supuesto, son muchas las fuentes, pero la naturalidad, la frescura con que se asumen,alejan a Ambigú del mero pastiche: hay un propósito, una sola mirada que ordena, una personalidad innegable, inconfundible. Aunque el azar, cómo no, tenga mucho que ver en el proceso.
Su mera existencia en nuestro paupérrimo mercado, conviene decirlo, justifica sin más la de Camaleón Ediciones y su impulso suicida (porque suicida es, lamentablemente, producir un tebeo así, aquí, hoy). Confiemos que nada impida nuevas entregas de este bellísimo folletín, de absenta y sombras ásperas. Sequeiros continuará, es lícito suponer, creciendo por dentro y hacia fuera, ofreciéndonos más intrigas a contraluz, más tiernos personajes de arrabal (pero a quién le importa lo que pasa, quién es quién, dónde carajo esta el cadaver: literatura). Ojala no tengamos que esperar mucho mas (por mucho que nadie quiera, ay, comprarlo, leerlo, apreciarlo: se pierden, ignorantes, uno de los mejores tebeos reali zados, soñados, en este país). Mas puntualidad sería de agradecer, no importa quien sea el culpable.
P.D: Santiago, humildemente, falta quizá un poco de Henry Miller en el cóctel. Verás que le da un amargor más sabroso. con más cuerpo. Salud.

Francisco Naranjo



Un Año de Tebeos, 1993 Glenat Ediciones

2 comentarios:

O dijo...

O.
Desde que leí hace años un corto de Ambigu en la revista Totem he estado buscando ese tebeo con verdadera desesperación.
Aún a riesgo de molestar: es posible conseguir los ejemplares de la Obra de Sequeiros en algún lugar? Por la información que me pueda dar mi corazón de aficionado le estaria muy agradecido.

Ojo de Melkart dijo...

Yo preguntaría en alguna librería especializada, a ser posible que tuviese bastantes años y bueno, nunca se sabe. Espero que tengas suerte.