lunes, 30 de junio de 2014

El negativo es un lienzo

El Palazzo Grassi se abre a la fotografía de Irving Penn
Esta es la primera gran retrospectiva que se dedica a este maestro de estudio y de la composición, firma de 'Vogue'

ANA TERUEL Venecia 15 ABR 2014 


El escritor Truman Capote, retratado por Irving Penn. / IRVING PENN

Es la primera vez que el multimillonario francés François Pinault, dueño de la casa de subastas Christie’s y uno de los mayores coleccionistas de arte actuales, revela su pasión por la fotografía. Y quizás no sea del todo casual que lo haga con uno de los más grandes, tan conocido por su trabajo como misterioso y reservado en su vida, el estadounidense Irving Penn (1917-2009). Maestro del estudio y de la composición, retrataba con la misma dedicación a los grandes de su tiempo, como esa célebre imagen de Picasso con la mirada enmarcada entre la solapa del sombrero y el cuello de su abrigo, las naturalezas muertas o sus famosas colillas. Se trata de la primera gran retrospectiva desde la muerte del gran fotógrafo de la revista Vogue hace cinco años.

En total, el Palazzo Grassi, el palacete veneciano del XVIII donde Pinault instaló su templo del arte en 2006 hastiado por la burocracia francesa, acoge 130 fotografías del artista en la exposición Irving Penn, Resonancia, hasta el 31 de diciembre. El grueso de la colección, que el empresario ha ido adquiriendo desde 2007, procede de los misteriosos fondos de la japonesa Kuniko Nomura, quien elaboró su colección con la participación del propio Penn en los ochenta. Incluye, algo inédito, decenas de internegativos —la muestra expone una veintena—, el paso intermedio entre el negativo y la impresión en platino, que tanto afeccionaba Penn y que constituyen los dos tercios de la exposición.

El retrato de su esposa y musa, la modelo Lisa Fonssagrives-Penn, en Woman With Roses, tomada en 1950, da la bienvenida a la retrospectiva, que cierra, como un guiño, una imagen casi similar. Pero en esta última estampa, aparece con el encuadre ampliado, revelando al visitante los secretos de fabricación: el ciclorama, esa tela oscura colocada de fondo que le permite descontextualizar del todo al sujeto, la iluminación y los cables. Resume en sí la intencionalidad de la exposición: más allá de recordar el talento indiscutible de Penn, mezclando sus imágenes más conocidas con sus más personales, indaga en la meticulosidad de su trabajo.
A lo largo del siglo XX, los avances tecnológicos liberan a los fotógrafos de la pesadez técnica y de los grandes formatos, permitiendo por ejemplo a Henri Cartier-Bresson echarse a la calle con su leica para captar el famoso “instante decisivo”. “Pero eso no es lo que buscaba Penn. Lo que le interesaba era componer su imagen en estudio, un poco como un pintor trabaja su lienzo”, explica Mathieu Humery, comisario de la exposición junto a Pierre Apraxine.
El fotógrafo reserva así el mismo tratamiento a las celebridades —ahí están sus míticos retratos de Truman Capote, de Jean Cocteau o las sublimes fotografías de las manos de Miles Davies—, las de los pequeños empleos –aquellas profesiones abocadas a la desaparición captadas en los 50—, sus retratos de las tribus de Nueva-Guinea o de África Occidental —a cuyos protagonistas encierra igualmente en su estudio portátil—, sus naturalezas muertas —con claras similitudes con la pintura flamenca y francesa del XVII, como ese insecto que se cuela en el primer plano— y sus series sobre las vanidades.

La gran particularidad de Penn será sobre todo su devoción por volver a la calidad del platino. “Para Penn, estaban por una parte las impresiones para la revista”, la mayoría en analógica tradicional en color para Vogue. “Luego, 20 o 30 años después, decidió reproducir esas imágenes para hacer obras de arte a parte entera. Y para él, que era un gran técnico, este proceso pasaba por el platino”, explica Humery. Para ello, a partir del negativo original, el fotógrafo produce un internegativo, en realidad un positivo ampliado al tamaño final de la fotografía e impreso en una película transparente. La muestra expone una veintena de ellos en un montaje a contraluz, en una suerte de sala oscura. “Son una reproducción en valores positivos que permiten al fotógrafo evaluar dónde va a aplicar el platino o el selenio”.
A partir de ahí, el artista trabaja su imagen dosificando detenidamente las escalas de grises, a la manera de un pintor que trabaja a partir de un esbozo. El conocido retrato de Picasso aparece así mucho más contrastado en su versión final. “El platino le permite a Penn transformar el retrato del pintor en uno casi abstracto del ojo de Picasso”, resume Humery. Mirando más detenidamente, el detalle de la impresión permite incluso discernir en el iris de esa mirada tan penetrante el reflejo de la luz del estudio de Penn y al propio fotógrafo. “Al final, acaba siendo casi un autorretrato de Penn en el ojo de Picasso”.

1.
'Buceador de gran profundidad' es el título de esta obra de Irving Penn. El Palazzo Grassi de Venecia dedica la primera gran retrospectiva al estadounidense (Plainfield, Nueva Jersey 1917), fotógrafo de 'Vogue', cuando han pasado cinco años desde su muerte.
IRVING PENN 

3.
La exposición 'Irving Penn, Resonancia' acoge en el Palazzo Grassi de Venecia 130 fotografías, una colección que el empresario francés François Hinault ha ido adquiriendo desde 2007. Aquí el artista captura una perspectiva de frente de la cabeza de un león.
IRVING PENN

4.
La corista amapola es el título por el que se puede traducir esta fotografía fruto de la mirada de Irving Penn. La muestra del Palazzo Grassi en Venecia tiene un especial interés por revelar la meticulosidad del trabajo del artista.
IRVING PENN

5.
'La chica de blanco y negro' de Penn, quien quiso volver a la calidad del platino con la dosificación de grises, ajeno a las facilidades tecnológicas que se abrían a los fotógrafos del momento.
IRVING PENN


El Pais viernes 18 de abril de 2014


Los maestros se revelan a todo color


Nuevos descubrimientos coinciden en desvelar las incursiones cromáticas de grandes nombres de la fotografía en blanco y negro como Capa o Brassaï

ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS Madrid 18 ABR 2014


Durante su viaje en 1957, Brassaï dedica una serie a color a edificios de Nueva York./ Photo Brassaï, Estate Brasaaï/RMN

Frente al prestigio del blanco y negro, el color ha sido un eterno secundario. Salvo excepciones, la gran historia de la fotografía se ha escrito con tinta negra. Pero esto podría estar cambiando. En los últimos tiempos, los archivos de grandes maestros están revelando el coqueteo que mantuvieron con sus carretes policromados los hombres y mujeres que han fijado nuestra memoria en gris y sepia. El nuevo formato les planteaba enormes dudas hace medio siglo: su excesivo precio, su juventud y la cuestionada longevidad del soporte. Además de la artificialidad, la escurridiza personalidad y, al menos entonces, su peligrosa cercanía al lenguaje de los anuncios.

Después de que hace unos meses, a finales de enero, Nueva York descubriera el color de un militante del blanco y negro, Robert Capa, otro húngaro, Brassaï —el retratista de la noche parisina y de los surrealistas, de Picasso y Dalí, el fotógrafo que era mucho más que un fotógrafo, el hombre que captó el alma oscura de una ciudad insomne—, se revela como otro clásico a todo color.

La exposición de Capa descubría a través de un centenar de imágenes inéditas cómo el famoso fotorreportero se aficionó al formato a finales de los años 40, ya en la posguerra, cuando los viajes se volvieron más turísticos y familiares. Son, en muchos casos, fotografías de amigos y su felicidad cromática parece ilustrar el descanso del guerrero. La muestra coincidía con Robert Doisneau. From craft to art. Palm Springs, 1960 en el Centro de Arte Campredon de Francia, donde se indagaba en la mirada irónica (y a color) sobre Estados Unidos del autor de El beso.


Nueva York en 1957, según Brassaï. / PHOTO BRASSAÏ, ESTATE BRASSAÏ / RMN

Desde el 29 de abril y hasta finales de junio, la sala San Benito de Valladolid acogerá la exposición Brassaï en América que, producida por diChroma Photography, rescata 50 fotografías en color y 57 vintage en blanco y negro. Las de color son las grandes desconocidas, ya que solo se han expuesto antes en 2011 en Montpellier, justo un año después de que Agnès de Gouvion Saint Cyr, albacea del archivo de Brassaï, las encontrase al fallecer la mujer del célebre fotógrafo.

“Cuando Agnès empezó a realizar el inventario de todo lo que contenía el estudio de Brassaï en París, se encontró en una estantería con las ektachrome”, recuerda Anne Morin, directora de diChroma. “Su archivo era una locura de papeles porque tomaba notas de todo, no paró nunca de escribir”, explica la propia Agnès de Gouvion Saint Cyr. “Las imágenes estaban en un sobre, entre miles de papeles, y fueron una verdadera sorpresa”.

Las fotografías, como las de Doisneau, fueron el resultado del encargo de una revista. En 1957, la lujosa Holiday le extiende una invitación por dos meses para captar la vida de las calles de Nueva York y de Luisiana. Brassaï aceptó, pese a que había tardado décadas en cruzar el charco, física y mentalmente.

En 1932, había sido invitado por el galerista Julien Lévy pero a última hora decidió cancelar el trabajo y también el viaje. Su amigo Henry Miller le había disuadido, Nueva York no era para tanto. Es entonces cuando legendario editor Carmel Snow —que acababa de hacerse cargo de la dirección artística de Harper’s Bazaar— le propone un contrato con la revista que duraría más de treinta años: le reserva dos páginas mensuales a sus creaciones, con la condición de no realizar nunca fotografías de moda. El fotógrafo retrasa su viaje al color y a Estados Unidos.

Otra muestra reciente descubría el trabajo a color de Robert Doisneau
“Mientras tanto”, explica Agnès de Gouvion Saint Cyr, “se va ganando la fidelidad y complicidad de varias personas muy influyentes en el mundo artístico americano, los fotógrafos [e historiadores de la fotografía] Edward Steichen y John Szarkowski, con los cuales traba una larga amistad que conduce a presentar dos grandes exposiciones suyas en el MoMA: una en 1956 y, en especial, una retrospectiva en 1968”. Lo que le animó por fin a viajar fue la triunfal acogida, por parte del público y de la crítica estadounidenses, de sus grafiti (Brassaï es pionero en codificar la importancia artística de esta forma de expresión callejera).

Holiday imprimió dos fotografías y el resto quedaron, hasta ahora, en el olvido. Para la albacea y comisaria de la exposición en el caso de Brassaï —como en el de Doisneau— no se puede olvidar el carácter circunstancial del trabajo, de incursión en un territorio ajeno. Hay por ello cierta extrañeza y mucho juego. Pero si la hija y albacea de Robert Doisneau, Francine Déroudille, recuerda que su padre trabajó en blanco y negro principalmente por razones prácticas (“la fotografía en color era carísima y además, no se conocía bien su resistencia al paso del tiempo”) el caso de Brassaï fue muy distinto.


Otra imagen callejera neoyorquina de Brassaï. / PHOTO BRASSAÏ, ESTATE BRASSAÏ / RMN

“Él podría haber trabajado para Harper’s Bazaar en color pero no quiso, jamás lo hizo. En cambio, aquí sí, cuando tiene que retratar las calles de Nueva York y las de Nueva Orleans. El color se convierte en parte del objetivo y decide buscar fotografías que solo funcionan en ese formato y que en blanco y negro no tendrían ningún sentido”.

Los luminosos de las avenidas, la ropa de las mujeres, la luz de edificios, las ferias, los niños… el color cambia los puntos de interés del fotógrafo. “Él es conocido por su Paris la nuit, un trabajo muy delicado, pausado, un trabajo que tiene que ver con el tiempo, la espera, la lentitud, con cierta delicadeza”, afirma Anne Morin. “Pero en Estados Unidos trabaja en secuencias, y en series. Hay movimiento en sus imágenes, hay ruido, hay vida, hay muchedumbre. Él está dentro de la escena que fotografía y su vocabulario estético, más suelto, roza la especificidad del cine más que la de la propia fotografía”. Morin concluye que en él el color es “forma, musicalidad, movimiento y ritmo”.

Para Agnès de Gouvion Saint Cyr es, en definitiva, el valor de un experimento que más tarde volvería a aplicar solo para algunas de sus fotografías de grafitis. “Pero creo que en el fondo, como a Doisneau, el color en sí mismo no les interesaba tanto como la posibilidad de trabajar de otra manera”. Lo más probable es que solo fuesen unas vacaciones lejos de sí mismos, la posibilidad de renacer en un mundo nuevo para olvidarlo después entre miles de viejos papeles.

AÑOS DE TRANSICIÓN

-La primera fotografía en color permanente data de 1861 y fue tomada por el físico escocés James Clerk Maxwell

-Las placas de vidrio Autochrome, o autocromas, salen al mercado en el año 1907. Es el primer sistema comercializado, y el único disponible en color hasta el año 1935.

- La primera película (1935) diapositiva moderna en color fue la Kodachrome. La mayoría de las películas modernas en colores están basadas en tecnologías descubiertas por Agfacolor en 1936.

El Pais, viernes 18 de abril de 2014

En los mundos de Neil Gaiman



“La clave no es aprender de los niños, sino no olvidar que lo fuimos”

Neil Gaiman ha visitado la redacción de EL PAÍS y ha contestado a las preguntas de los lectores

ÁNGEL LUIS SUCASAS Madrid 30 MAY 2014 

Cuestión de barba. Así ve Neil Gaiman (Port Chester, 1960) el éxito de más de 30 años de carrera dedicados a lo que más le gusta: contar historias. "Como la gente cree que soy un sabio, me la ha dejado. Y cuando me la afeite, no le importaré a nadie", afirma el escritor y guionista de cómic inglés. Gaiman, la estrella planetaria que ha vendido más de siete millones de tebeos con su saga Sandman, ha visitado la redacción de EL PAÍS y ha respondido a las preguntas de los lectores con un mensaje muy claro, el que ha vertebrado toda su carrera tanto en las viñetas como en la prosa: un mensaje sobre el valor de los sueños y de la infancia: "La clave no es aprender de los niños, sino no olvidar que lo fuimos”, ha afirmado el escritor en respuesta a un lector durante su chat.

Gaiman es la gran estrella de la Feria de Madrid desde hoy mismo. Cerca de 200 privilegiados, que agotaron el aforo de los Teatros del Canal en cinco minutos, disfrutan esta noche de un autor que en este 2014 vuelve con fuerza tras el enorme éxito de El océano al final del camino (Roca editorial, 2013), que sumó semanas y semanas entre los libros más vendidos de The New York Times. Lo más importante de su agenda actual es sin duda el retorno a Sandman. Se trata de Obertura (ECC ediciones), una obra en seis entregas, un nuevo arco que descubrirá aspectos esenciales de la disfuncional familia de los Eternos, como por ejemplo sus padres, que tendrán mucho que ver con los dioses de la génesis en la mitología helena: Cronos y Nix. Pero Gaiman también lleva bajo el brazo  un nuevo libro de corte infantil, El galáctico, pirático y alienígena pirata de mi padre (Roca Editorial, 2014), un guion de videojuego, Wayward Manor, y los enésimos rumores de que Sandman saltará a la gran pantalla. Aunque el autor recuerda que la adaptación cinematográfica de El Señor del Sueño ha estado "a punto de cuajar desde hace veinte años". 


Portada de 'El galáctico, pirático y alienígena viaje de mi padre' de Neil Gaiman, la odisea de un padre para conseguir el desayuno de sus hijos.


Los pelos en la lengua, que no en la barba, no son problema para Neil Gaiman. Así ha afirmado que considera que la piratería no le afecta como autor. Más bien al contrario: "Antes creía que era así y me enfadaba mucho con la gente que me pirateaba. Pero me di cuenta de que donde más lo hacían, en Rusia, se estaba generando un gran mercado para mis libros". Tampoco tiene problemas en señalar con el dedo el, a su juicio, giro conservador que han dado los tebeos durante su ausencia: "Muchos comics de hoy en día parecen mucho más retrógrados, sexistas y estúpidos que los que yo estaba escribiendo hace 25 años. Espero que dentro de otros 25 solo sean una curiosidad historiográfica".
Y cuando un lector le pregunta por aquellos que consideran la literatura fantástica algo menor frente a la realista, contesta: "Somos criaturas hechas de imaginación, sueños y esperanza. Y nuestra literatura tiene que reflejarlo. La próxima vez que encuentres a alguien que piense que la literatura imaginativa no tiene importancia, tal vez debas considerar su opinión poco importante".
Hacía 11 años que Neil Gaiman no se presentaba por España. Y espera que no pasen otros 11 para tener que volver. De hecho, se ha atrevido a transmitirles a sus fans un mensaje, o más bien receta, de cómo pueden conseguir que vuelva pronto: "No depende de mí, solo depende de mi editora. Así que todos debéis enviarle chocolate y vino y flores y más chocolate, porque realmente le gusta el chocolate. Y así tal vez me traiga de vuelta. PD: ¡No os olvidéis del chocolate, es importante!". De momento, sin tener que arruinarse en dulces, los fans que quieran llevarle un par de libros para que se los firme podrán hacerlo este sábado en la Feria del Libro de Madrid, de 12.00 a 14.00 en las casetas 204-205 (Fnac) y de 19.00 a 21.00 en la 247 (El Corte Inglés). Una oportunidad para llevarse el autógrafo y tal vez también para iniciar la colecta de vino y chocolate.  

FOTOGALERÍA El Universo Gaiman


1.
Una de las páginas del nuevo álbum de la novela gráfica 'Sandman', una saga que ha cumplido 25 años y que ha vendió más de 10 millones de tebeos en todo el mundo.

2.
Ilustración de 'Sandman: Obertura núm. 1', del autor inglés que estará en la Feria del Libro de Madrid 2014.

3.
Una de las páginas de la versión española de la novela gráfica 'Sandman: Obertura núm. 1', el retorno a su gran éxito.  
4.
Nacido en la localidad inglesa de Port Chester en 1960, Gaiman es un autor poco dado a las entrevistas. Su primer 'Sandman' estuvo 61 semanas en la lista de los libros más vendidos de 'The New York Times'.
5.
La continuación de 'Sandman' coincide con el anuncio de que el actor y director Joseph Gordon-Levitt prepara una superproducción sobre el personaje que escribirá Jack Thorne. 
6.
Las primeras páginas de 'Obertura...' presentan un mundo alienígena en el que conviven tres razas en tres continentes alejados entre sí.


El Pais sabado 31 de mayo 2014 



‘La joven de la perla’ vuelve a su casa


La obra maestra de Vermeer es la estrella de la reapertura del Mauritshuis de La Haya

ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS La Haya 20 JUN 2014

Un visitante toma una fotografía con su móvil de 'La joven de la perla'. / LEX VAN LIESHOUT (EFE)

El Mauritshuis ya no es un museo de cuento, es directamente de best-seller. La pequeña pinacoteca, verdadera caja de bombones del arte antiguo holandés situada en el corazón de La Haya, reabre la semana que viene sus puertas después de dos años de trabajos de ampliación y remodelación. Conocida por su espectacular colección, en sus paredes cuelgan entre otras joyas, iconos como La joven de la perla, de Vermeer, que vuelve a casa; La lección de anatomía, de Rembrandt y su estrella más reciente: El jilguero, de Carel Fabritius.

Más que a un lifting facial, el Mauritshuis se ha sometido a una delicada operación interna de 30 millones de euros, dirigida por Hans van Heeswijk, autor de las remodelaciones del Van Gogh y del Hermitage de Ámsterdam. Para revivir su vieja y noble figura, el museo ha duplicado su espacio gracias a la unión, por medio de un vestíbulo subterráneo, del edificio original con otro adyacente para exposiciones temporales, talleres educativos e investigación. La enorme expectación que despierta la exquisita colección de arte holandés del siglo XVII que posee ha convertido la reapertura en un acontecimiento amplificado por una curiosa circunstancia: el éxito de la última novela de Donna Tartt, cuyas más de mil páginas se venden ahora en la nueva tienda de souvenirs del museo junto a las postales que reproducen el pequeño cuadro que da título al libro, El jilguero. Theo Decker, el adolescente protagonista de la novela, se hace dueño de la pequeña tabla holandesa después de un figurado atentando en el Metropolitan de Nueva York. Es ahí donde su madre muere después de confesarle su obsesión por la obra, por ese pájaro, esa “criatura viva” que surge después de ver tantos bodegones de faisanes muertos.


La fachada del museo Mauritshuis de La Haya tras su remodelación. / LEX VAN LIESHOUT (EFE)
“Cuando el libro salió el cuadro estaba prestado a la colección Frick de Nueva York”, uno de los destinos de una gira con paradas en Japón, Italia y Estados Unidos, que ha servido para financiar las obras. “Y ya entonces despertó enorme interés”, recordaba recientemente en La Haya Emilie Gordenker, directora desde 2008 del museo y principal impulsora del nuevo giro del centro. “Pero lo más curioso es que poco después, Oprah Winfrey recomendó en su programa otra novela, La lección de anatomía, de Nina Siegal, que también crea una ficción a partir de otra de nuestras obras maestras”.

Para Gordenker se trata de algo más que de una coincidencia. “La pintura antigua holandesa posee algo único: nos habla de nuestras vida. Por eso la sentimos tan cercana, por eso nos gusta tanto contemplarla de cerca. Nos empuja a mirar, mirar y seguir mirando. Es esa intimidad la que crea una relación especial con el cuadro. Además, y no se sorprenda, creo que también tiene que ver con su reproducción: son cuadros que quedan bien en postales y póster. Y esa cualidad les hace especiales, más accesibles, más populares”.

El misterio del El jilguero ya está enjaulado en el Mauritshuis, donde ha pasado de lucir en un panel móvil en un pasillo a contar con un espacio de honor. Es una de las escasas obras que se conocen de Carel Fabritius, que murió a los 33 años, en 1654, víctima de la terrible explosión que destruyó Delft. Demasiadas víctimas —reales y de ficción— para la memoria de un pobre pajarito. La directora del museo reconoce el extraño poder de la obra, la ilusión óptica que crea contemplarlo. El pájaro realmente parece vivo.


Un visitante fotografía 'La joven de la perla'. / PETER DEJONG (AP)
La remodelación del Mauritshuis, una casona del siglo XVII, se decidió al ver que el edificio necesitaba cambiar su climatización y sus ventanas. Su situación, puerta con puerta con el parlamento holandés, complicaba cualquier ampliación, que finalmente se resolvió con un sensato ejercicio de sostenibilidad: utilizar un edificio vecino, de principios del siglo XX y en desuso, en el que ahora están ubicadas las oficinas, la biblioteca y las demás nuevas dependencias.

En el viejo edificio solo hay una concesión a la nueva vida del museo: un ascensor circular y transparente que une la calle con el nuevo lobby subterráneo (donde está la tienda, la cafetería y la nueva entrada de acceso a los dos edificios). El resto, una vez cruzadas las puertas de la pinacoteca, es una explosión de historia y antigüedad. Paredes enteladas en colores oscuros, maderas nobles y una sala, llamada la habitación dorada, restaurada hasta el detalle para revivir sus 15 murales de Pellegrini. Un guiño al esplendor de esta vieja gloria que aún flota sobre el lago Hofvijver.

Quizá lo que más preocupa ahora a la directiva del museo es la creciente popularidad del lugar, algo que choca con los propósitos de intimidad y recogimiento que proponen las salas y que pretenden preservar. “En realidad no sabemos qué pasará y nos preocupa porque la visita debe ser confortable y tranquila. Cuando cerramos teníamos unas 260.000 visitas. Ese porcentaje no puede crecer más de un 25%. No podemos tener un millón. No lo pretendemos tampoco. Nos importa la calidad no la cantidad. En ese sentido lanzamos un mensaje contrario al del resto de los museos del mundo. No queremos colas, gracias”.

El Pais 21 de junio de 2014

KRAZY KAT "MEGNIFISHINT, WONDAFIL, MEJESTIC..."




 A modo de ficha: un cuento
Érase que se era, hace mucho, mucho tiempo, cuando se inventaron los primeros caballos de hierro, cuando un filósofo alemán decidió que no quería dedicarse a la metafísica y se trasladó a Inglaterra para escribir libros con los que dialécticamente cambiar la Historia, cuando en Irlanda se moría un millón de personas de hambre en un año, cuando muchos que quedaron se fueron a un país entonces mágico, legendario,... érase un hombre llamado George Herriman Jr. que, según algunos, vivía en Grecia y, en 1850, decidió embarcarse hacia Norteamérica. Hay quien conjetura que tocaba la mandolina y, con ella y su voz, conquistó a Clara Morel durante el viaje. Otros afirman que George Herriman Jr. nunca estuvo en Grecia y no conquistó a Clara en un barco, aunque la intervención de la mandolina parece verosímil. Según otros, George había nacido en París y Clara en Alsacia-Lorena. También hay quien afirma que ambos nacieron en las tierras de Louisiana y eran mulatos. La historia es obscura.

Herriman rodeado de sus personajes



Se sabe, sin embargo, que en 1880 vivían en el 348 de Villere Street en New Orleans, Louisiana, y allí nació el domingo 22 de agosto de ese año su hijo George Joseph Herriman, clasificado como de color en su certificado de nacimiento. El mundo iba casi muy rápido entonces: los hombres inventaban extraños ingenios, se publicaban numerosas revistas de relatos, un reverendo inglés adquiría fama, bajo seudónimo, contando las aventuras de una niña en un maravilloso mundo subterráneo, las letras inglesas se refrescaban a pesar de lo que se llamaría Época Victoriana, los hombres empezaron a mirar y a representar de otra manera, parecía que Europa hervía. En 1883 la Southern Pacific Railroad terminó, tras episodios que serían cuna de leyendas, el camino de raíles y traviesas que comunicaría California con New Orleans. Según algunos, la familia Herriman siguió viviendo en Villere Street, donde el señor Herriman hacía de sastre, donde George Joseph recibía el apodo de Garge. Eran malos tiempos para los hombres de color a orillas del Mississippi, y las cosas se pondrían peor a partir de 1890, al final de la Reconstrucción que siguió a la Guerra de Secesión (1861-1865), con la aparición de leyes que favorecían la segregación. Los Herriman dejaron sus barrios criollos, la pequeña Babel de Louisiana, y emigraron a Los Angeles. En su nueva residencia, el sr. Herriman tenía una panadería, ejercía de barbero y se aficionó a la astronomía. A partir de 1891, George Joseph asistiría al St. Vincent's College y ayudaría a su padre en la barbería al salir de la escuela. En 1892, James Swinnerton empezó a publicar en el San Francisco Examiner de Wllllam Randolph Hearst, el ciudadano Hearst, una serie de viñetas bajo el título California Bears. El 5 de mayo de 1895 se inició la publicación de The Yellow Kid en el suplemento dominical del New York World de Joseph Pulltzer, página dibujada por Richard F. Outcault en la que un chico de los suburbios    neoyorkinos,    vestido con un camisón, contaba, con la ayuda de textos que figuraban en el camisón, sus aventuras; el 5 de enero de 1896 el camisón se tiñó de amarillo; en mayo de ese mismo año, Outcault fue contratado por Hearst y se acuñaría la expresión prensa amarilla para calificar el estilo de periodismo de las publicaciones de Hearst. George Joseph Herriman, Geo Herriman, quería ser artista. Las viñetas y los suplementos gráficos de los diarios se convirtieron, ante la población inmigrante e iletrada, en una parte importante de su contenido. En 1897, Geo vendió un dibujo a Los Angeles Herald, trabajó en su departamento de grabado por dos dólares a la semana y realizó algunos anuncios y viñetas políticas. Ese mismo año terminó sus estudios en el St. Vincent's College y su padre le puso a trabajar en la panadería familiar. No le gustaba el trabajo de panadero, odiaba a su padre y a su madre, especialmente a su padre, y creía que podía ganarse la vida como dibujante, así que un día le hizo un bocadillo a su padre con un ratón muerto y se marchó de casa. En 1900 estaba en New York vendiendo cinturones y cepillos de dientes y haciendo algún que otro trabajo más o menos artístico. Un día, la revista Judge, una de las más famosas revistas de humor del tiempo, en la que Outcault había publicado algunos de sus primeros trabajos, le compró once entregas que se publicarían entre los días 15 de junio y 26 de octubre de 1901. Las cosas van


muy rápidas entonces. El 29 de septiembre de 1901, los diarios Pulitzer empezaron a publicar media página o una página con trabajos de Geo y éste colabora con el Philadelphia North American Syndicate desde su primer suplemento, y, desde el 20 de octubre, el TC McClure Syndicate publica sus trabajos en color. En 1902, Swinnerton, por prescripción facultativa, para luchar contra la tuberculosis, se traslada a Arizona. Geo crea Musical Mose, su primer personaje con continuidad, para los periódicos de Pulitzer, publicándose la primera entrega, de tres, el 16 de febrero; le seguirían Professor Orto and his Auto, con aparición el 30 de marzo, y Acrobatic Archie, que ve la luz el 13 de abril. La vida empieza a irle bien, quizá por eso vuelve a Los Angeles. En este punto la historia se vuelve otra vez difusa; quizás es ahora cuando canta serenatas bajo un balcón acompañado por una mandolina, quizá ya lo hizo dos años antes y ahora vuelve a por los frutos con nuevos argumentos impresos con tinta verde; sea como fuere, el 13 de julio de 1902 contrae primeras nupcias con Mabel Lillian Bridge en Los Angeles y ambos regresan a New York, donde el 11 de enero de 1903 se inicia la publicación de Two Jolly Jackies. En mayo tiene una hija bautizada Mabel y llamada Toots. Empieza a trabajar para el New York World. El 2 de enero de 1904 aparece Major Ozone's Fresh Air Crusade, creado para la World Color Printing Company y es traspasado al New York Daily News, donde realiza una tira con continuidad titulada Sweet Home y publicada los días 22, 23 y 26 de febrero y el 4 de marzo. El 22 de abril de 1904 inicia la publicación de viñetas deportivas en el New York American de Hearst, compartiendo espacio con Swinnerton y con Thomas Aloysius Dorgan, TAD, el más prestigioso escritor y dibujante deportivo del momento, quien llamaba Garge y The Greek a Geo y quien posiblemente sea responsable de las conjeturas sobre la procedencia griega de la familia Herriman. Geo publica con regularidad sus viñetas deportivas hasta el 25 de abril de 1905, en que empiezan a hacerse intermitentes, para dejar de publicarse el 2 de junio después de que el autor se manifestase descontento con su trabajo. Mientras tanto, en Europa, un individuo afirma que cada yo se compone de un yo, un ello y algunas cosas más; y otro produce una teoría relativa a bien no sabe nadie qué. Geo emigra a California y desde allí envía por correo sus producciones a la World Printing Company, para la que inicia dos nuevas series, y retoma su Major Ozone's Fresh Air Crusade. El 8 de enero de 1906 publica, en Los Angeles Times, lo que podría ser una crítica a Hearst. Del 10 al 26 de diciembre de 1907 publica Mr. Proones the Plunger en Los Angeles Examiner. El 12 de octubre de 1909 aparece Barón Mooch en los diarios Hearst y le siguen Mary's Home From College, el 20 de diciembre, y Gooseberry Sprigg (The Duck Duke) del 23 de diciembre al 24 de enero de 1910. El 14 de junio de 1910 inicia su colaboración en el Evening Journal con un artículo y una ilustración, y el 20 de junio empieza a publicarse The Dingbat Family, serie doméstica en la que se han visto influencias estilísticas de Mutt and Jeff (entonces Mr. A. Mutt) de Bud Fisher (1885-1954), que se publica en el New York American, también de Hearst. La familia Dingbat tiene un gato. En la tira del 26 de julio de 1910, Geo hace que los textos de los bocadillos aparezcan trazados con tipos de imprenta. Eso no es todo: termina la tira, la mira y se da cuenta de que hay mucho espacio en blanco por debajo de los personajes y busca una manera de llenarlo; recuerda que una vez en que se encontró con un problema similar en una tira de Barón Mooch (14 de diciembre de 1909) llenó el espacio con una aparición de Gooseberry Sprigg; dibuja entonces, en la parte inferior de las viñetas, al gato de los Dingbat, dormitando, al que se le acerca un ratón por la espalda y le arroja una bolita a la testa para desaparecer seguidamente. Esta historia paralela entusiasmó a un muchacho de las oficinas de Evening Journal, llamado Willie, que animó a Herriman para que siguiera incluyéndola, y más tarde manifestaría el mismo entusiasmo Arthur Brisbane, el editor, quien sugirió a Geo que le dedicase una tira bajo la que venía realizando. El 1 de agosto, The Dingbat Family pasa a llamarse The Family Upstairs y deja de ser una tira doméstica (como esas series que divierten ahora tanto en la televisión) para convertirse en una tira fantástica centrada en la obsesión de Mr. Dingbat con las molestias que la causan sus vecinos de arriba. El 17 de agosto, el ratón se refiere al gato (o gata) con la expresión Krazy Kat. El 1 de junio de 1911, y durante un par de semanas, la tira titulada Krazy Kat and Ignatz sustituye a The Family Upstairs, la familia Dingbat estaba de vacaciones. El 15 de noviembre de 1911 se demolió el edificio en que vivía la familia Dingbat y ésta se trasladó a Yorba Linda, y el señor Dingbat dejó de ser un neurótico obsesivo, y la tira que contaba sus aventuras volvió a ser menos fantástica y más doméstica y a llamarse The Dingbat Family. Una línea, una calle, separó entonces a la familia Dingbat de sus vecinos de la tira de abajo. Se empezó a leer hablar de un lugar llamado Coconino County. El 28 de octubre de 1913,


Krazy e Ignatz pasaron a residir en una tira vertical, independiente, sita a un lado de la página de comics. Más allá del otro extremo de camino de la Southern Pacific Railroad, más allá del mar Océano, los hombres quisieron volver a gritar que son animales casi racionales o que quizá tampoco eso. El 4 de enero de 1916, The Dingbat Family se fue de vacaciones para no volver y ocupó su lugar el Barón Bean hasta el 22 de enero de 1919. El sábado 23 de abril de 1916 se publicó, en blanco y negro, el primer Sunday de Krazy e Ignatz, y se pudo curiosear esporádicamente desde entonces en la topología maravillosa de Coconino County; ese mismo año se produjo la primera película de dibujos animados basada en los personajes de Geo. Europa parecía haber dejado de ser hija bastarda del infierno cuando el 23 de abril de 1919 se inició la publicación de Now Listen Mabel, que se prolongaría hasta el 18 de diciembre. Los amigos americanos empezaron a invertir en industria pesada al otro lado del Atlántico y muchos descubrieron entonces que con la miseria de muchos puede amasarse el pan para otros. También había sonrisas. El 20 de enero de 1922 se representó en el Town Hall de New York una obra de ballet escrita por John Alden Carpenter, coreografiada por Adolph Bolm, inspirada en Krazy Kat y con diseño de vestuario de Geo Herriman, quien, además, ilustró el libreto. El 30 de octubre se inició la publicación de las tiras de Stumble Inn; su primera página dominical apareció el 9 de diciembre y por ella fueron deambulando la familia Dingbat, el Barón Bean y otros personajes dispuestos a hacer un paréntesis en su jubilación o sus vacaciones. Geo se fue a vivir a Hollywood, desde allí podía hacer frecuentes sus escapadas a Arizona: al territorio Navajo, a Mountain Valley, al Gran Cañón del Colorado; también a Coconino Plateau, más al suroeste del territorio Navajo de lo que él había soñado: poco importó, Coconino County merecía un poblado Navajo y lo tuvo. Había magia en aquellas tierras, en la luz, en las sombras proyectadas por las mesas, en la soledad y el silencio, en los dibujos que el chamán Navajo trazaba con arena durante días enteros para que luego los bailarines los borrasen para siempre en unos pocos minutos. Un broche fue a decorar su corbata. En los inviernos de 1924 a 1928 pasó temporadas en Méjico. El 9 de enero de 1926 dejó de publicarse Stumble Inn. Del 16 de enero al 18 de diciembre de 1926 se publicó Us Husbands y, bajo ésta, la tira Mistakes Will Happen. La economía norteamericana tuvo un traspiés, muchos creyeron que aquel pan estaba allí para cogerlo a puñados y así fueron haciendo hasta que un día alguien descubrió que era sólo corteza, que estaba hueco, y en las aceras se estamparon muchos de los que habían creido empezar a volar; la industria pesada del otro lado del océano cayó disparando la inflación y alguien vio la salida en dedicar aquella industria a fabricar máquinas con las que ayudar a los hombres a dejar de fumar o a dejar de ser de color, bien no se sabe. En 1930, Geo diseñó su segunda casa en Hollywood, de estilo español, en el 2217 de Maravilla Drive. A partir de 1932, Krazy Kat sería la única tira que dibujaría. El 14 de Noviembre de 1934, quien fue Mabel Lillian moría en un accidente de automóvil y Herriman iniciaba una estrecha relación con Louise Swinnerton, la mujer de James Swinnerton. En 1935 empezaron a publicarse en color las planchas de Krazy Kat y en estas páginas aparecieron numerosos experimentos gráficos realizados tomando como base el título de la serle. Un día, Robert Cappa apretó un botón y congeló la caída de un hombre, de un fusil, de una gorra. En 1938, Herriman añadió una viñeta alargada al pie de las planchas el contenido de la cual alude al de éstas. En 1939, también un 14 de noviembre, su hija Bobbie dejó de contar treinta años. Más allá del Atlántico, muchos eran los que dejaban de fumar o de ser de color al convertirse en objeto del tratamiento más expeditivo que para ello se conoce. Geo padecía artritis y sufría migrañas. El 25 de abril de 1944 moría en su cama; se publicó una plancha con Krazy aquel día, y sobre la mesa de dibujo quedó una tira inacabada en la que Krazy canta acompañándose con una mandolina. El 25 de junio se publicó la última historia de Krazy e Ignatz. Al contrario de lo que era usual, ningún dibujante siguió con la serie.




Sobre la manera de trabajo
Herriman abocetaba mínimamente. Con el tiempo pasó a prescindir de los bocetos y a dibujar directamente sobre la página con pincel y pluma. No corregía con pasta blanca, cuando precisaba de alguna línea blanca sobre fondo negro la hacía raspando; poco a poco, estos raspados fueron haciéndose más frecuentes en sus páginas. En las páginas en color, éste era añadido por los impresores haciendo uso de indicaciones de Herriman. Los colores de estas páginas (muy satura-dos) son, sin embargo, muy distintos de los suaves y matizados de las que coloreó con acuarelas para sus amigos y admiradores. A partir de finales de los '30, la artritis endureció perceptiblemente su grafismo.

 Sobre Krazy Kat
Bull Pupp, un perro policía, estaba enamorado de un gato, Krazy Kat, que estaba enamorado de un ratón, Ignatz. Pupp era demasiado tímido como para declararle abiertamente su amor a Krazy. Ignatz tenía por costumbre estrellar un ladrillo en la cabeza de Krazy cada día. Krazy interpretaba los ladrillazos como muestras de amor. Pupp encerraba a Ignatz en la cárcel. El planteamiento es simple y, aunque la serie vivió etapas de éxito, parece que la razón de su larga vida fue que también Rudolph Hearst estuviese enamorado de Krazy. Aunque cada tira, y cada plancha, contaba un gag, existieron motivos sobre los que trataron varias de ellas con continuidad, como el Tiger Tea. Los tres personajes estrella tuvieron un buen grupo de acompañantes, algunos de ellos habituales: Joe Stork, Gooseberry Sprigg, Don Kiyoti (primero Daniel Coyote), Sancho Pansy, Walter Cephus Austridge, Mock Duck, Kolin Kelly (el vendedor de ladrillos), Mr. Wough Wuph Wuff, Mr. Bum Bill Bee, Pauline Parrot, Matilda (esposa de Ignatz), Irving, Marshall, Milton (hijos de Ignatz estos tres), varios Katfish y Katbird (primos de Krazy) y otros muchos personajes; algunos, como Gooseberry y Don Kiyoti, habían aparecido en otras series del mismo Herriman.  Sobre  Krazy,  John  Alden Carpenter dijo que era una combinación de Parsifal y don Quijote, el perfecto loco y el perfecto caballero. Su hablar oscila entre la más elevada locuacidad victoriana y el más bajo street slang, con vocablos en francés a los que se sumarían las aliteraciones de nombres navajos (cuando Herriman toma contacto con Arizona), palabras en castellano (más frecuentes tras sus estancias en Méjico) y onomatopeyas habituales (hoy) en el lenguaje de la historieta. Muestra del hablar de Krazy la encontramos en su manera de dirigirse a sus com-pañeros de viñetas: así, el officer Pupp se convierte en OffissaPupp, e Ignatz mouseen Ignatz Mice. En la tira del 9 de julio de 1938, Krazy recibe un castigo en el colegio por decir kat en lugar de cat. Para John Alden Carpenter, Ignatz es una mezcla de Sancho Panza y Lucifer. Para Jack Kerouac, Krazy Kat es un inmediato precursor de la Beat Generation.



A nivel de figuración continente, cabe destacar el diseño de las planchas, el habitual uso de viñetas no rectangulares y su disposición sobre la plancha (p.e., en la plancha del 30 de junio de 1939 aparecen unas cabalgando sobre otras), y la utilización casi exclusiva de planos generales y frontales, como si el lector estuviese presenciando una representación teatral cuyo escenario es la viñeta. A nivel de figuración contenida, aparecen habitualmente dos elementos gráficos (un botón con una x en su centro y una línea quebrada en zigzag) decorativos que en muchas ocasiones reciben el tratamiento de objeto o se integran en alguno de los representados; son frecuentes, a partir de 1920, las grecas y los fondos de las viñetas a base de patterns compuestos con motivos navajos tras las primeras estancias de Herriman en Arizona, sumándoseles más tarde los de clara referencia mejicana. Estos motivos aparecen también integrados en los objetos más dispares (con frecuencia constituyen el follaje de la copa de un árbol). Los escenarios parecen sufrir una constante metamorfosis, cambiando absolutamente de una viñeta a las contiguas.

En muchas ocasiones la serie es autorreferencial: en una tira de 1915, Krazy se dirige a Herriman y a su hija Toots; en la tira del  7 de marzo de 1919, Krazy e Ignatz se arrojan de cabeza al interior de un tintero que una mano cierra más tarde; en la plancha del 11 de junio de 1939, Ignatz encuentra un tintero y se dibuja (¿en el aire?, ¿sobre la página?) junto a un ladrillo, dibuja a Krazy, su representación de Ignatz le tira el ladrillo a su representación de Krazy, y Pupp dibuja la cárcel con Ignatz dentro; en septiembre de 1938 el tema sirve de excusa para una serie de tiras: el día 5, Ignatz dibuja un ladrillo y Pupp le pide que lo borre; el día 6, Pupp dibuja la cárcel, encierra en ella a Ignatz y firma su dibujo con Bull Pupp «Fecit» - 1938; tiras de 1943 y 1944 girarán en torno al mismo asunto. En otra línea, es de destacar la representación mediante imágenes de lo que piensa o sueña algún personaje (p.e., tira del 24 de diciembre de 1917, cuando Ignatz sueña con amorcillos después de que Krazy le haya besado), o la representación de un sentimiento mediante la forma de un globo que contiene una expresión (p.e., plancha del 30 de marzo de 1919, en la que un globo de Krazy tiene forma de corazón). Muchas otras carac-terísticas formales de las tiras y las planchas se podrían apuntar, y con un análisis metódico, pero sirvan estas notas como llamadas de atención acerca de recursos y reflexiones sobre el medio que abundantemente se pueden encontrar en la serie. De ellas se prendaron en los '70 multitud de dibujantes relacionados con el underground, entre los que cabría destacar a Joost Swarte, a quien le gustó compartir las iniciales con Joe Stork y quien sigue opinando que los numerosos Katfish Kousin son una de las mejores representaciones posibles de un holandés. Y no puede sorprender que el Grupo Interdisciplinar Universitario de Estudios Sobre la Historieta tenga a Krazy recibiendo un ladrillazo como emblema. Quizás un exceso de atención prestado a determinados clásicos, que posiblemente deban tal tratamiento por la cantidad de su producción y la difusión que ésta recibió en algún momento, ha ligado de algún modo la historieta y sus formas a otros medios, como el cinematográfico, siendo olvidadas algunas de sus maneras propias. Quizá desde antiguo se sabe que, en una obra de ficción, si un personaje cojea, a la semana no tiene por qué seguir cojeando, aunque no haya cambiado nada de su vida o no se especifique claramente, como un poblado navajo puede ser el Fujiyama en la viñeta contigua, o una bonita greca. La obra de Herriman ha sido objeto de numerosas exposiciones.' La primera fue en 1972 en la Universidad de Arizona. A ésta siguieron tres en la Graham Gallery de Madison Avenue En New York. Luego vendrían otras.

Herriman inventó un mundo que, como todos, es extraño, pero muy bonito.

Se ha hecho servicio de:
AA.VV. Historia de los Comics. Barcelona: Toutain Editor.
Herriman, Geo. Krazy Kat. París: Futurópolis (1981).
«Krazy Kat" Komix nºs 1 y 2. Amsterdam: Real Free Press (1974).
Mc Donnell, O'Connell y De  Havenon.   Krazy Kat, The Comic Art of George Herriman.   New   York:   Abrams (1986).


Jaime Vane





30 de abril de 1916

3 de septiembre de 1916

5 de mayo 1918

27 de junio de 1920

10 de octubre de 1920


Publicado en Krazy Comics nº19 abril de 1991

domingo, 29 de junio de 2014

Calvin y Hobbes por Watterson


El Pequeño Pais, El Pais, domingo 5 de septiembre de 2004

DAVID MAZZUCCHELLI. La Silueta de un Gigante





Por TRAJANO BERMÚDEZ

 El mercado del comic norteamericano es como una bodega, donde cada tonel guarda su propio vino, de un carácter muy distinto al de los demás, y donde por supuesto no se concibe mezclar dos caldos de distinta naturaleza. Cada vez que se abre la espita sabemos exactamente lo que vamos a probar, sea cálido, áspero o clásico, y sólo algunos aromas varían levemente con el tiempo. En Europa, Jean Giraud tiene una enorme carrera profesional en la bande desinée comercial, mientras Moebius es estandarte de la vanguardia. Manara es responsable del CLIC, artilugio superventas, pero también de H. P. Y GIUSEPPE BERGMAN, que nadie se lo pidió, excepto su propia conciencia. Carlos Giménez hizo en sus tiempos DANI FUTURO, y cuando pudo se embarcó con AUXILIO SOCIAL. Y no creo que haga falta seguir. Sin embargo, los autores del escenario americano, tan vasto, tan espectacular, repleto de cifras enormes, de grandes tiradas y de muchos títulos, presentan una rígida inmovilidad a la hora de cambiar de registro, de variar de género, de moverse entre las aguas tibias o frías de la creación. Empezando por aquellos menos necesitados de propia expresividad, tenemos a miles de dibujantes de series propiedad de la editorial para la cual trabajan. Nunca necesitarán hacer otra cosa que entregar a tiempo una adaptación más o menos correcta del guión que les han dado. ¿O alguien se puede imaginar a Alex Saviuk y a Jim Aparo dibujando en una revista a blanco y negro MIS PROBLEMAS CON LAS MUJERES y MI VERANO DEL '63, respectivamente? Un paso más allá (y no exentos de desandar ese paso) están los que, todavía haciendo comió de super-héroes, al menos lo hacen para sí mismos y no para la editora. Pero justo es reconocer que las diferencias entre Todd McFarlane y Herb Trimpe, entre Jim Lee y Ron Frenz, entonces, no van más allá de una cuestión de copyright. Todavía dentro del comic comercial, algunos autores han ganado mayor reconocimiento crítico, al tiempo que han hecho gala de una superior libertad de movimientos. Frank Miller o Alan Moore (viniendo desde las grandes editoriales), Matt Wagner o el dúo Mike Baron-Steve Rude (viniendo desde las pequeñas) han trazado las fronteras de lo convencional. Pero, al menos de momento, tampoco las han rebasado. Este es un primer círculo, el comercial, y dentro de él la movilidad, si bien no es fácil, sí es al menos posible. En el segundo círculo, el del comic alternativo, también hay una larga tradición, con veteranos respetables como Robert Crumb, jóvenes cachorros como Daniel Clowes o mitos vivientes como Art Spiegelman. Y, para no ser más prolijos, creo que la cosa quedará clara si decimos que no es fácil concebir un Annual de Deathlok con guión de Gregory Wright y dibujos de Charles Burns, o un enfrentamiento entre Lobo y Robin con argumento de Alan Grant e ilustraciones de Gary Panter. El primer y el segundo círculo llevan muchos años demostrando que son impermeables, cosa que no enriquece a nadie. Como en casi todas las teorías, por supuesto, aquí hay alguna excepción. Will Eisner, el gran maestro, hizo de THE SPIRIT un tebeo comercial y personal (por no hablar de un clásico), y luego nos ha entregado un puñado de álbumes que son sólo la expresión de su propia voz de artista. Pero Eisner es tan grande y está tan solo... Bueno, ¿y ese tal David Mazzucchelli?

DAREDEVIL
El aprendiz de brujo

"Estaba interesado en demostrar que podía dibujar todas las cosas normales con las cuales se hacen la mayoría de las historias. O, al menos, con las cuales solían hacerse."


Tras un par de trabajos de escasa relevancia, con los cuales la casa de Stan Lee le había sometido a prueba, David Mazzucchelli recibe su primera (y última, ¿pero quién lo sospechaba entonces?) asignación seria como dibujante profesional Marvel con la serie DAREDEVIL. En el número 206 (1984) de la colección del Hombre Sin Miedo, sobre guión de Denny O'Neil y entintado por Danny Bulanadi, el joven Mazzucchelli hace su sigiloso debut en la gran selva. El título, uno de los más irregulares de Marvel, con momentos de fulgor a los que siguen desvarios inconsistentes, no atravesaba precisamente uno de sus ciclos brillantes. O'Neil es un guionista catastrófico, y los dibujantes que venían colaborando con él, especialmente William Johnson, sólo alcanzaban, en momentos de gran inspiración, la categoría de tediosos. Aunque desde el primer momento Mazzucchelli exhibe una corrección intachable, sus virtudes resulta más fácil observarlas a toro pasado, volviendo hoy en día sobre aquellas páginas. En su momento, desde luego, no supusieron una revolución. Más que una irrupción en los decadentes salones del comic book, lo de Mazzucchelli fue un asomarse de puntillas a la trastienda de los tebeos. Buena parte de la culpa la tiene, por supuesto, Danny Bulanadi, su entintador. Bulanadi es uno de esos entintadores con fuerte personalidad. Como a Joe Sinnott, a Vince Colletta o a Tom Palmer, se le reconoce al primer golpe de vista, antes de descubrir al pobre dibujante que está sepultado bajo sus característicos trazos. Este género de entintadores que acaban los dibujos con su acentuado estilo es necesario en una industria con exigencias de producción mensual, obligada a contratar a muchos dibujantes, entre ellos, necesariamente, a algunos de talento limitado, a quienes beneficia el maquillaje de la tinta. Pero para Mazzucchelli, que mes a mes va revelando un poquito más de su sabiduría, las tintas de Bulanadi son tan apropiadas como un brote de acné para una adolescente en primavera. A partir del número 214 Mazzucchelli se entinta a sí mismo, y ya nadie podrá ignorarle. El episodio de su debut pone fin a una larga saga que había urdido O'Neil, basándose en una corrupción del mito del buen salvaje. La aventura había ido construyendo su climax sin especial emoción a lo largo del último año, pero el broche que le pone el "nuevo" Mazzucchelli (ésta es, tal vez, la primera de sus muchas mutaciones) parece elevarla de categoría.

A partir de ahí, Mazzucchelli profundiza en este nuevo estilo, se recrea en él y lo investiga, dando a DAREDEVIL un tono sombrío, un aire de zozobra (se incluye, por ejemplo, el episodio con la muerte de Heather Glenn, una antigua novia del protagonista) que sólo había tocado Marvel anteriormente con aquel equipo artístico formado por Gil Kane, John Romita Sr. y Tony Mortellaro cuyo trabajo hizo un mito del SPIDERMAN de Inicios de los setenta.

DAREDEVIL era, sin duda, la colección adecuada para Mazzucchelli. Personajes reales en ambientes reales, sólo algún disfraz muy de vez en cuando. Mazzucchelli comienza a familiarizarse con los códigos narrativos de la historieta, y demuestra un instinto único para dominar tanto la composición de escena como la continuidad entre viñetas. Combinado esto con su habilidad para dibujar bien prácticamente cualquier cosa, se convierte en un narrador blindado, inabordable. En sus viñetas, por más oscuridad que exija el guión, todo está siempre diáfanamente claro. Jamás se puede dudar de cómo sigue un cuadro a otro, jamás una perspectiva desorienta al lector, jamás un globo carece del sitio adecuado para posarse. Es muy capaz de llevar toda una historia con personajes vestidos de calle. Si aparece un superhéroe, es un elegante y ágil atleta, no una retorcida masa de músculos. Su estilo se ha comparado a menudo al de Gene Colan; anda tal vez más cerca del fallecido Don Newton, pero también de cualquier sólido dibujante de formación clásica. Incluso Eisner deja su huella de vez en cuando, de manera obvia en algunas cubiertas basadas en montajes con rótulos al estilo de THE SPIRIT. Cuando se libera de la carga de Bulanadi, la explosión de su estilo es casi excesiva, como en respuesta a lo soportado durante los meses anteriores. El dibujo se recarga, se satura, parece oxidarse y toma una posición que de pronto le aleja de sus compañeros de profesión, entre los que hasta ese momento se había disimulado sin problemas. Exhibe un gran dominio de los juegos de luz y oscuridad empleando sólo el negro. De hecho, la edición definitiva de sus DAREDEVIL merecía haber sido hecha por Vértice, a blanco y negro, pues el color rutinario Marvel no le hace ningún bien. Sin embargo, cuando pasa a entintarse él mismo, también aparecen algunas maniobras afortunadas en la coloración. Principalmente, enfrentando dos grandes masas de colores en una misma página, efecto al que recurre con gran éxito y en el cual profundizará en el futuro. El hecho de que el pro-tagonista de la colección vista un uniforme monocolor favorece esta licencia. Así, por ejemplo, la colisión entre el Buitre (es raro ver un supervillano en esas páginas) y Daredevil queda en la memoria como un abrazo elemental entre el verde y el rojo. Su trazo correoso, el dramatismo que inyecta al mundo de gángsters, abogados y periodistas que se debaten en la urbe ruinosa, su dominio del espacio, la perfección de su narrativa y la romántica desazón de sus personajes le estaban convirtiendo, a todas luces, en el paradigma del clasicismo Marvel, un modelo que otros dibujantes podrían imitar, si estuvieran la mitad de bien dotados que él.

BORN AGAIN El talento invisible

"La única ocasión en la cual Jim Shooter se quejó de algo que yo había dibujado fue en mitad de mi etapa de DAREDEVIL, cuando repentinamente decidí que los tebeos debían ser más bien expresionistas, en lugar de lo que pasa habitualmente por naturalismo en los comics comerciales. Así que hice las caras un poco más machacadas al tiempo que la gente iba siendo machacada emocionalmente."


 Todas las virtudes que Mazzucchelli había manifestado hasta ese momento con una entrega ejemplar (el compromiso con lo que dibuja marcará, sin duda, la carrera de este hombre) podrían haber tenido una repercusión limitada, por supuesto, en una serie de tan escaso eco como DAREDEVIL. Hasta que Frank Miller decidió volver a ella. Entonces, todos los ojos miraron hacia el Hombre Sin Miedo y, buscando a Miller, tuvieron una revelación en el trabajo de un Mazzucchelli insultantemente superior y en cambio continuo. Estamos en 1986, en los años grandes del comic book de super héroes, cuando parecía que los viejos tebeos americanos estaban encabezando una revolución, precisamente ellos, y cuando los antiguos enmascarados nos seducían con sorpresas inesperadas. Teníamos WATCHMEN, teníamos THE DARK KNIGHT RETURNS y mil presagios pegados a la estela de estos dos hitos. Cada mes se esperaba un nuevo fenómeno, y los nombres de estos autores quedaban al momento revestidos de un prestigio especial, el de aquellos que hacen algo bueno y además lo venden. Fue en ese instante de gloria, en ese carnaval de expectativas, en el que Mazzucchelli alumbró BORN AGAIN y se convirtió en estrella. Eso era en los años en los que solamente estaba aprendiendo a comprender la mecánica de la historieta.

En BORN AGAIN, Mazzucchelli ya no es el mismo que en los episodios guionizados por Denny O'Neil, y así nos advierte de una de las características que, inalterable, más ha marcado su carrera: el cambio constante. El acabado ya no es lustroso ni asfixiante, ya no se recrea en el detalle, ya no tatúa hasta el último centímetro de la viñeta con color y manchas negras. El guión de Miller es mucho más exigente que los de O'Neil, y cualquier mínima concesión a la espectacularidad fácil y grosera que hubiera antes ya será desterrada. Habrá splash pages, claro, pero no con la idea de pin-ups de relleno que parece guiar a la mayoría de los dibujantes de superhéroes americanos. La historia es sórdida, cruel y violenta, y el dibujo le responde de la misma manera en su propio lenguaje. Cada vez es más descarnado, cada vez más crudo, cada vez más brutal. El trazo es grueso para delimitar la figura (de hecho, recuerda a veces el efecto Miller-Janson del DAREDEVIL de antaño), y la línea alcanza una categoría simbólica en su despojo de lo innecesario. Es un camino al fondo de la caricatura, pero en un contexto dramático. Así, el rostro de Ben Urich adquiere una forma cada vez más geométrica, y los personajes nos llegan más como impresiones que como definiciones. Pero la suma de información, sabiduría y riesgo que Mazzucchelli combina en cada página queda supeditada a una cualidad mucho más importante, una suerte de cualidad invisible. BORN AGAIN es, probablemente, la fantasía heroica definitiva de Marvel, la historia definitiva, y en Mazzucchelli encuentra al narrador definitivo. El artista consigue no entorpecer en ningún momento la acción, no hacerse jamás redundante, no dejar sentir nunca su presencia. El sólo permite que el lector acceda a la historia, toda su misión consiste en facilitarle el entendimiento de lo que se le cuenta. Todo es cuestión de contarlo bien.

Y resulta asombroso que, en un género con tradición tan amplia como el de los superhéroes, abunden los dibujantes que no hacen sino poner zancadillas a la acción, ofuscar los pasajes más evidentes o distraer la atención con inoportunas decisiones. Mazzucchelli desaparece y lo mejor de su arte se vuelve Invisible, como el narrador de una historia, de quien nos llega la voz pero no conocemos el rostro. No es fácil concebir cómo habría sido BORN AGAIN en manos de un artista menor. Para empezar, no hay superhéroes, sólo personas normales. Y no existe casi ningún dibujante de superhéroes que sepa dibujar a personas normales sentadas, o entrando por una puerta en una habitación, o a un señor gordo que no tenga los brazos de la Masa, o a una anciana que no sea igual que Pícara pero con rayas en la cara a modo de arrugas.

Al final, el estilo de Mazzucchelli está mucho más definido que al principio de BORN AGAIN. Ha sufrido una purificación semejante a la de Matt Murdock, por la vía de la brutalidad. Mazzucchelli ha aprendido todo lo que podía aprender aquí, y de nuevo ha de cambiar de camisa.

BATMAN YEAR ONE Una estrategia económica

"Cuando dibujé BATMAN AÑO UNO, tomé una decisión muy específica sobre el aspecto y el estilo en el cual iba a hacerlo, y realmente no sabía si a la gente le iba a gustar o no. De hecho, me sorprendió lo positivamente que fue recibido, porque es un estilo desnudo, muy simplificado, y hacía mucho tiempo que no se representaba a Batman en esa manera. Así lo que parece haber ocurrido, lo que realmente no podía prever cuando lo dibujé, era que tendría un enorme efecto en cómo querrían que se dibujara a Batman desde ese momento en adelante."


DAREDEVIL ya es el pasado, pero Mazzucchelli sigue unido a Miller en ese frenesí por llevar más lejos a los superhéroes, frenesí aplaudido por críticos y chavales en la segunda mitad de los ochenta. Su siguiente trabajo son cuatro números de BATMAN en los que se relatan, de manera libre, los primeros pasos del Señor de la Noche. Si con BORN AGAIN Mazzucchelli había recogido respeto y reconocimiento, con BATMAN: AÑO UNO despierta el asombro y la maravilla. Esta versión del origen del Hombre Murciélago es sorprendente por sí misma, por la energía y el poder intrínsecos que posee, pero también es sorprendente por lo distinta que resulta de todo lo que hacen los demás, y también de lo que había hecho antes el propio Mazzucchelli. Se podrá objetar que sólo es una evolución respecto al estilo de DAREDEVIL, pero, en cualquier caso, es una evolución rápida, un salto, algo que no resulta habitual en el comic de superhéroes, donde mantener y pulir delicadamente un estilo, una firma, es uno de los primeros pasos para ganarse clientes.

De nuevo estamos en una historia de personas reales. Si en BORN AGAIN Ben Urich tenía un papel destacado, en AÑO UNO el teniente Jim Gordon es el auténtico protagonista (y aunque Gordon y Urich son ambos el mismo tipo de personaje -edad media, traje, gabardina, gafas, faz seria...- ¡qué incofundiblemente distintos los dibuja Mazzucchelli!). Y de personas está lleno este trabajo. Del atribulado Gordon, y la incauta sargento Essen, y el infame Bruce Wayne, y la solitaria Selina, y el comisario Loeb, cuya cara rezuma maldad. Batman no es un atleta griego haciendo gráciles escorzos por las escaleras de incendios, como Daredevil. Batman es un hombre grande con un traje ajustado. Y la visión que Mazzucchelli hace de Batman, como la que hace de Catwoman o de Gotham City, va a trastocar completamente al personaje hasta el día de hoy, al menos.

Además de abundar en virtudes ya exhibidas anteriormente, como la elegante distribución del espacio en la página, la excelente composición de las viñetas o la narrativa sin tropiezos, virtudes que no se separan de Mazzucchelli en toda su obra, anterior o posterior, el dibujante demuestra un ansia de renovación artística que no cuadra con las exigencias industriales de un medio adocenado. El estilo rompe con lo visto hasta ese momento (Mazzucchelli opina que a cada historia le va un estilo diferente, pero, ¿quién tiene capacidad para seguir ese ideario?). Ahora entramos en un mundo brumoso a lo Alex Toth o José Muñoz, un mundo en blanco y negro, un mundo de manchas, irreal y artificioso, donde los ojos del artista han puesto un filtro ante nuestra mirada. AÑO UNO es realmente un tebeo en blanco y negro, y el soberbio trabajo de la colorista, Richmond Lewis, compañera del dibujante, tiende a reducir el mal efecto que podía causar en estas viñetas el uso de la cuatricromía. Mazzucchelli investiga buscando soluciones económicas. Menos es más. No se trata de llenar de tinta la página, se trata de arrancar de la hoja las masas que nos evocan algo ocurrido hace tiempo en una ciudad.

En 1988, en MARVEL FANFARE nº 40, aparece una historieta del Ángel con guión de Ann Nocenti y dibujos de David Mazzucchelli. Son sólo catorce páginas, carentes de acción y protagonizadas por una ancianita que recoge al hombre-X herido. Mazzucchelli ha vuelto a cambiar de huella, y ahora toma prestado mucho de otro de los grandes clásicos americanos: Harvey Kurtzman. La historia evoca aquellos deliciosos relatos de ciencia ficción que Kurtzman cocinaba en los 50 para EC. Los colores los pone David Hornung, colaborador futuro de RUBBER BLANKET. Esta historieta sirve para constatar el desconcierto de los seguidores de Mazzucchelli, que pueden preguntarse si el dibujante tiene realmente estilo propio. También da idea de la asfixia de Mazzucchelli en los terrenos vallados que le ofrece el comic de super-héroes. Por último, es su trabajo final en esta etapa de aprendizaje comercial, y no volveremos a saber nada de él hasta unos años más tarde, cuando todos temíamos ya que el suyo había sido un paso fugaz por el mundo del comic.

RUBBER BLANKET El artista libre

"DAREDEVIL fue algo así como mi estudio de licenciatura en los cómics, y BATMAN fue como mi doctorado. Y ahora estoy haciendo aquello para lo cual estudié todo eso."



La génesis de RUBBER BLANKET, así como las motivaciones de Mazzucchelli para embarcarse en esta arriesgada travesía, están perfectamente explicadas por el autor en la entrevista que aparece en este mismo número, así que no derrocharé espacio repitiendo sus palabras. Respecto a RUBBER BLANKET como producto, como vehículo de papel: sólo tocarlo ya es un placer. Respecto a la tripulación que acompaña al capitán David en el buque (Richmond Lewis, Ted Stearn, David Hornung -colorista de SANDMAN MYSTERY TEATHRE-, Semerano & Ghermandi): prueba de la ingenuidad de Mazzucchelli, o su falta de conocimiento de lo que hay más allá del mercado mainstream norteamericano. Pero, en cualquier caso, RUBBER BLANKET nos interesa por ser el domicilio donde se alojan las historias del David Mazzucchelli definitivo, del artista que se ha licenciado en la escuela del tebeo comercial y ahora busca su propia voz.

"Mope & Grope" es una suerte de tira cómica (aunque sin respetar el formato de tira horizontal) donde Mazzucchelli echa mano de las convenciones de este noble género (pareja protagonista, estilo slnténtico en personajes y decorados) para desarrollar un humor sarcástico y con mensaje.
Los resultados son un tanto mohosos, pues si el dibujante manipula los mecanismos, no demuestra la chispa necesaria para hacer que funcionen. Diferentes tiras de estos personajes han aparecido en los tres números publicados de RUBBER BLANKET.

"Blind Date" (nº 2, 3 páginas), es una triste historia en la que un ciego y una chica con los ojos vendados salen juntos, cenan, y acaban la noche contándose retazos de lo que les importa sin darse nada y sin llegar a verse, por supuesto. La imagen rebosa un fuerte contraste entre manchas de negro profundo y blanco sucio. "Smiling Jack" (nº 2, 3 págs.), también en blanco y negro, deriva hacia la caricatura, incorporando unos rasgos más sueltos. La trágica desventura del hombre que da a luz por la boca provoca una sonrisa aprensiva. "Air" (nº 2, 8 págs.) supone un intento de Mazzucchelli con un tipo de historieta que no había probado todavía. Se trata de una mezcla de cómic autobiográfico y de documental didáctico de los dibujos animados, utilizando iconos, metáforas y representaciones simbólicas convencionales como principal argumento gráfico. El experimento es un éxito completo, pues combina entrentenimiento, humor e introspección. "Hey, l'm Serious" (nº 2, 3 págs.) utiliza viñetas brutales, de colosal tremendismo. "The Death Of Monsieur Absurde" (nº 3, 8 págs.) es una de las creaciones más deliciosas de Mazzucchelli hasta la fecha. Utiliza blanco y negro con un segundo color (verde). El estilo se fija de nuevo en los dibujos animados, el humor prospera algo más que en intentos previos, y la gracilidad con la cual se mueven los personajes nos hace desear que el autor siga investigando en esta vía.

Para el final dejamos las historias de más peso, las que son el corazón de RUBBER BLANKET. En el número uno, "Near Miss" (nueve páginas) revela al primer Mazzucchelli post-superhéroes, y el choque no puede ser más brutal para quien esté pensando en la continuación de BORN AGAIN o AÑO UNO. Un estilo tosco, con trazo negro grueso y un segundo color (ocre). La historia empieza deprisa. En dos páginas, Steven vuelve a casa y le cuenta a su madre que la semana anterior un asteroide pudo chocar contra la Tierra y matarlos a todos. Aterrorizado ante la posibilidad de morir "como los dinosaurios', Steven sube al coche y se interna en el desierto. Las siete páginas siguientes son plácidas, silenciosas. En el desierto, Steven descubre un ominoso trilobites, entra en un estado de alucinación, ve a una mujer con el fósil en el estómago, es desconcertado por unos reactores y observa el cielo nocturno con un telescopio en la viñeta final. ¿De qué habla "Near Miss"? De uno de los temas recurrentes de Mazzucchelli, que pronto comentaremos. En el número uno también aparece "Dead Dog" (16 págs), también en blanco y negro con segundo color (ocre), pero en un estilo mucho más denso y angustioso que "Near Miss", un estilo grasiento y doloroso. La reunión de dos familiares cuya relación es ambigua en torno a la madre moribunda desemboca en una conversación sobre el paso del tiempo. Con la muerte de la madre el tono ocre clarea, y se alivia algo el asfixiante ambiente de podredumbre, de tétrica desolación. La muerte, la desesperanza y el peso de los años ocupan estas páginas. El tono es triste y lánguido. Al igual que en "Near Miss", los personajes están arrebatados por la obsesión de algo superior a nuestro humano poder, algo que aplasta nuestro futuro y nuestro destino, y sólo podemos padecerlo. Se trata de un misterio cuyo peso llevamos todos, y como todos los misterios, encierra alguna maravilla, y el reflejo de esa maravilla es la vulgaridad de nuestra vida. Este es el tema al que más acude Mazzucchelli. Algo de esto había también en "Air" (comentada más arriba) y mucho más habrá en "Discovering America" (nº 2, 24 págs.). Es el experimento más arriesgado gráficamente de Mazzucchelli. No hay línea negra, y todo queda definido por la combinación de dos colores (naranja y verde), producto del interés de Mazzucchelli por jugar con las técnicas de impresión. El resultado del experimento es impresio-



nante. Además, el dibujo parece más original y más maduro que nunca. Tal vez sea sólo otra de sus muchas máscaras, pero esta vez tiene un aspecto muy real. Si en "Near Miss" aparecía un hombre abrumado por el infinito, y en "Dead Dog" los personajes están abrumados por el paso del tiempo, en "Discovering America" es la geografía, el espacio, lo que agobia al protagonista. Chris fabrica un globo terráqueo gigantesco y vive una historia de amor frustrante. Sus obsesiones (la mujer, el globo) le apabullan. El hombre intenta dar sentido a las percepciones que tiene del mundo, pero ni en su globo ni en la vida real las medidas se ajustan a los modelos ordenados que él inventa en su cabeza, y cada vez resulta más difícil evitar que la ficción se desmorone. Por fin su ilusión es destruida, al igual que el globo. Es la única manera de rehacer la locura que le mantiene cuerdo. En esta tendencia de historias tristes con seres solitarios enfrentados con angustia a su percepción de un mundo demasiado grande para ser comprensible, podemos incluir también "Big Man" (nº 3, 40 págs.), aunque un cierto tono de fábula sencilla le da una peculiar personalidad. Blanco y negro con un segundo color, gris, ahonda en el camino que Mazzucchelli ha venido abriendo desde el primer número de RUBBER BLANKET, con un dibujo cada vez más libre de lo innecesario, cada vez más elemental y menos complaciente. Unos niños encuentran a un gigante en la playa. El gigante es adoptado por un granjero, Peter (que viene a ser primo lejano de Steven y Chris, aunque con un sentido de la familia y de la comunidad, de los demás, que los otros dos no tenían). Sobre un esquema muy repetido, Big Man (que no habla ningún idioma conocido) primero es temido por los campesinos. Luego, cuando demuestra su valía ayudando en el campo, es aceptado como uno más, y, como buena criatura de Frankenstein, traba amistad sencilla con la hija de Peter, Rebecca. Más tarde, un accidente atrapa bajo un tractor a un labrador, y sólo puede ser rescatado por los enormes músculos de Big Man. Sin embargo, tan terrible demostración de fuerza sobrenatural llena de pavor a los aldeanos. La policía acude a buscarlo, se produce un malentendido, hay un tiroteo, Big Man es herido, mata a los dos agentes y se pierde para siempre en el bosque. Una historia sabida, tal vez, pero que Mazzucchelli utliza para que Peter, un hombre de familia y un hombre de campo, abra los ojos al mundo y se pregunte si sabe algo del amor, si sabe algo de la naturaleza, si el misterio no seguirá intacto. El mundo es demasiado incontenible para que nosotros lo comprendamos y eso, según Mazzucchelli, es desolador.

CUATRO PALABRAS MAS

Revisando en su totalidad la obra de David Mazzucchelli, sólo un defecto cabe reprocharle: ha hecho demasiado poco. Apenas un puñado de tebeos de superhéroes (unos treinta), y tres entregas de RUBBER BLANKET en tres años. Es mucho menos de lo que necesitamos. Pero, por supuesto, hay otros valores aparte de la cantidad. Ahora podía vivir un cómodo reinado en Marvel o DC, convertido en otro Neal Adams, creador de influencias, diseñador de modas y maestro de novicios. Pero Mazzucchelli ha demostrado ser inteligente, capaz, valiente, voluntarioso e Inquieto. En UNDERSTANDING COMICS, Scott McCloud habla de un "sendero de seis pasos" para "la creación de cualquier obra en cualquier medio". La mayoría de los artistas, incluso los más expertos y dotados, sólo son conscientes de sus decisiones en los cuatro pasos más externos del proceso (idioma, estructura, habilidad y superficie). Apenas un puñado de artistas llegan al límite de esos cuatro pasos y se asoman conscientemente a los dos primeros pasos, los fundamentales (idea o propósito y forma), para abordarlos de frente y hacerse la pregunta "¿por qué estoy haciendo esto?" Es la categoría en la cual McCloud sitúa a los experimentadores de la forma (McCay, Spiegelman etapa vanguardista, Herriman, Sterret, Moebius) y a los grandes narradores (Schulz, Barks, Hergé, Eisner). David Mazzucchelli todavía es joven, y esperamos de él, si la Fortuna es bondadosa, muchas más páginas. Así, dentro de unos años, por fin sabremos si pertenece a alguna de las dos categorías, o si las dos le pertenecen a él.

Publicado en la revista URICH Vol. II nº3, Enero 1993