martes, 1 de marzo de 2016

DANIEL CLOWES SALVADO POR LOS CÓMICS





El autor de Ghost world lleva toda su vida dando voz a los inadaptados. En Paciencia, ya ni pertenecen a nuestro tiempo

Por Guillermo Arenas



Rápido: pregúntale a cualquiera con mínimas nociones de cómic el nombre del primer autor que le venga a la mente. Puede que el interlocutor sea fan de los mundos desasosegantes y oníricos de Charles Burns, o que le guste perderse en los minuciosos universos de Chris Ware, pero es casi más probable que el nombre que aflore sea el que falta en el Olimpo de la novela gráfica estadounidense. Porque Daniel Clowes es parte de la realeza del cómic actual. Y, como sus compañeros de pedestal, ha llegado a serlo tras pasar mucho, mucho tiempo solo. Salvo por la compañía de sus tebeos, claro.

"Simplemente con ver los dibujos de alguien puedes saber cómo fue su infancia", explica Clowes desde su casa en Oakland, California, donde vive con su mujer y su hijo adolescente. "Si las viñetas están llenas de personajes, era de familia numerosa. Yo fui muy solitario. Mi hermano mayor se fue de casa cuando yo tenía seis años, y el resto de mi infancia lo pasé con mis abuelos en medio del campo, sin gente alrededor. Era casi como vivir en una cárcel muy cómoda", confiesa soltando una carcajada un tanto incómoda. "No había manera de escapar de allí, ni de hablar con gente de mi edad. Así que supongo que me sentí salvado por los cómics. Eran un lugar seguro. Desde muy pequeño tuve la impresión de vivir dentro de mi propia cabeza, de crear mi propio mundo". 

Esos mundos han estado irremediablemente poblados por personajes que, como él, no encontraban la manera de encajar en su entorno. Es el caso de David Boring, el joven que intenta saber algo sobre su padre ausente, o de Wilson, el cuarentón que habla con todo el mundo pero en realidad no aguanta a nadie. Por supuesto, así eran Enid y Becky, las adolescentes inadaptadas y obsesionadas por lo pasado de moda de Ghost world. Paciencia, la mujer que presta su nom¬bre a su última obra, es la recién llegada a esa colección de criaturas que no encuentran su sitio. "Me gustan los personajes que están solos por elección propia, que se oponen al resto del mundo. Son mucho más interesantes", explica su creador.

En Paciencia, Clowes lleva esa desubicación a un nuevo nivel gracias a un arma secreta: los viajes en el tiempo. "Siempre me ha atraído mucho la idea de volver atrás", confiesa. "Es como una versión moderna de los cuentos de hadas, como el genio que te concede tres deseos. Es uno de esos impulsos primarios que tenemos todos, especialmente de niños". Pero no, él ya no se pasa la vida queriendo regresar para arreglar aquello que dijo o hizo. "Cuando llegas a una cierta edad, tienes tal acumulación de errores y arrepentimientos que se convierten en parte de tu historia. Si volvieses atrás, tendrías que cambiarlo todo. Y creo que de eso trata Paciencia: somos acumulaciones de errores".





VIAJE ALUCINADO
En Paciencia, editado por Fulgencio Pimentel, Clowes da una vuelta de tuerca a su universo. Crímenes, personajes white trash y viajes en el tiempo en un cómic que habita un mundo propio.



Un error imposible de cambiar, en su caso, habría sido no dedicarse al cómic. "Cuando empecé, a mediados de los 80, no ganaba mucho dinero", recuerda. "La situación no era sostenible, pero no había nada más que quisiese hacer. Pensaba que acabaría en un trabajo de oficina que no me interesaría en absoluto y que dibujaría por las noches". Cuando se encontraba "en un punto muy bajo", apareció Eightball, su mítica serie en la que presentó por primera vez algunos de sus títulos más conocidos, desde Como guante de seda forjado en hierro a El rayo mortal. "De repente, todo empezó a funcionar, y me di cuenta de que podría continuar en esto unos años más. Pero es como andar en la cuerda floja: tienes que continuar, no puedes pararte".

Eightball no solo le permitió vivir de sus cómics, sino también convertirse en uno de los historietistas más influyentes de las últimas dos décadas. Gran parte de ese auge se lo debe a Ghost world, cuya adaptación al cine (con guión del propio Clowes) catapultó su fama a principios de los 2000, con unas jovencísimas Scarlett Johansson y Thora Birch como protagonistas. "No tengo ni idea de por qué esa obra fue tan popular", admite. "Me resulta curioso que todavía haya chicas que se sientan cercanas a Enid y Becky, porque no me parecen hijas de su época. Ellas intentaban evitar cualquier cosa moderna, era parte de su personalidad. Pero quizás sea porque mucha gente ha vivido una amistad como la suya, con la que puede identificarse".

En otras ocasiones, esa influencia que ha ejercido se ha vuelto contra él. A finales de 2013, el actor Shia LaBeouf, en plena fase de delirio artístico-psicótico, subió a Internet el cortometraje Howard Cantour, calco casi exacto de Justin M. Damiano, una historia breve de Clowes. Por supuesto, sin acreditar a su autor original. "Una semana antes de aquello me robaron un coche que había tenido desde hacía años. Quería regalárselo a mi hijo", recuerda el plagiado. "Lo acabaron estrellando contra un árbol. Cuando me enteré de aquello me sentí exactamente igual. Es imposible cuantificar el tiempo que empleas en crear algo así, no es solo lo que tardas en escribir y dibujar. Se trata de todo lo que has vivido y pensado hasta llegar allí".

Ese es el grado de intimidad con el que vive sus historias. Como Paciencia, en la que ha estado trabajando cinco años y cuya publicación es un acontecimiento en el mundo del cómic. La siguiente dosis de Clowes no se verá en papel, sino en la pantalla. La versión cinematográfica de Wilson, dirigida por Craig Johnson (The skeleton twins) y con Woody Harrelson y Laura Dern al frente del reparto, es su nueva incursión como guionista. ¿Y después? Después, la libertad absoluta: "Me encuentro en uno de esos raros momentos en los que puedo empezar cualquier proyecto que se me ocurra, así que voy a intentar preservar esa sensación de no tener nada sobre mi cabeza. Es divertido encontrarse en esa fase de exploración, pero también hay algo muy abrumador en no tener límites. Veremos, veremos". ©

El Pais de las Tentaciones número 10 - Marzo 2016



No hay comentarios: